En busca del libro sagrado de Crosanor

-Soy yo, Ashran, ¿acaso no te acuerdas de mí? O a lo mejor es que mi hechizo de transfiguración ha conseguido engañar incluso tus sentidos sobrehumanos- dije mientras la luz de luna bañaba el rostro del muy recientemente muerto encargado de mantenimiento de la academia -he adoptado otro aspecto ya que no soy muy bien recibido por estos lares. Sígueme y te llevaré por un pasadizo secreto que nos acortará el camino hacia nuestro destino.- le dije con voz ansiosa porque esa noche podía ser que mi poder aumentara sensiblemente. Y me di la vuelta para acercarme a un muro aparentemente normal.

Mayweda, en uno de sus muchos paseos por la zona de Idril, vio a lo lejos a una "joven" vampiresa. Decidió seguirla puesto que dedujo que algo se tramaba esta inquieta y animada vampira.
Después de un rato de camino a sus espaldas, con el sigilo que le caracteriza, vio que la cosa se estaba poniendo más interesante cuando un mago de aspecto siniestro dialogó con la muchacha. Mayweda escuchó todo y por fin supo de que iba todo ese despliegue, y dio gracias a su intución porque parecía ser que no estaba perdiendo el tiempo.

Decidió seguirlos a una distancia más prudencial puesto que eran 2 y tal vez alguno de ellos,pese a que era practicamente imposible, podría sorprenderla.

-Esa misma señora míaaa...Veo que los rumores acerca de sus poderes no eran simples rumores, no obstante déjeme advertirle que si no queremos ser descubiertos antes de tiempo deberemos usar esta pócima que había preparado con anterioridad- dije cerrando los ojos y buscando en un bolsillo interior de mi chaqueta.

- Estos muros mágicos son capaces de detectar hechizos y si no tenemos cuidado podríamos vernos molestados antes de tiempo-.

Esther sonrió y dijo:

- Mi queridísimo Ashran, tienes toda la razón... debemos ser prudentes, pero me temo que ya no han encontrado - la vampiresa miró hacía la profunda oscuridad de un callejón y frunció el ceño mientras abría la boca mostrando los colmillos.

- Sal de ahí mujer, te huelo - Esther movió la nariz mientras cogía aire profundamente -. Sí, eres una hechicera de sangre salvaje... - Ashran parecía sorprendido así que la alocada vampiresa añadió:

- Lleva un rato siguiéndome... pero no dije nada para darle emoción al asunto, ya me entiendes pequeñín.

Mayweda, visto que su ocultación había hecho aguas, espetó:

-Oh, que raro....si me duché esta mañana antes de salir...pensé que no olía ... je je (carcajada irónica).

-¿Qué haces aquí con este jovenzuelo?,¿ya le has engatusado para ver si así entre los dos podéis hacer algo de provecho en la vida?...en fin.

-Yo de vosotros me volvía a casita, nada bueno encontraréis por aquí.... - Mayweda estiró los brazos hacia el suelo y abrió sus manos. Al pasar unos segundos se empezó a caldear el ambiente.

-Bueno bueno, nos ha salido parlanchina la "chupasangres" esta. - Mayweda volvió a soltar una carcajada sonora y seca -. Que sepas que me quedaré aquí fuera, pero no porque tú lo digas, sinó debido a que seguro que dentro de ese antro hay mucha humedad y me estropea el peinado.-Mayweda se toca su cabello con la mano izquierda mientras que con la derecha sostiene su colgante y fija su mirada en él para verse reflejada, a ver si estaba realmente perfecta.

-Acércate pequeña, que te voy a dar un poco de ajo....¡uy!..quería decir...toma este cristal -Mayweda se saca del escote un cristal transparente en forma de lágrima,se queda esperando a que la "joven" vampira se aproxime a cogerlo-.Si está oscuro él os iluminará, y si estáis en apuros...frótalo y no tardaré en llegar para ver que se cuece. -Mayweda hace una mueca con la boca y les suelta un guiño cariñoso a la pareja de aventureros que estaban a punto de adentrarse por la puerta del muro.

Saqué por fin un frasco que bajo la oscuridad que reinaba en aquel lugar parecía, incluso a ojos de un vampiro, normal. Pero que al acercarlo a un rayo de luna, empezó a burbujear extrañamente y emitir una tenue luz rojiza, que no tardo en bañar aquel callejón para que se convirtiera por unos segundos en un macabro escenario. Hasta que la lance, sin hacer ningún comentario al respecto, contra la puerta que con luz propia se había dibujado en el muro.

Antes de que se abriera la puerta...
-Esther, apártate de delante de la puerta, me temo que he detectado la presencia de un conjuro protector anti vampiros instalado, saldrá un rayo de...-

Y mientras murmuraba esto levanté la mano y conjuré un potente conjuro de oscuridad alrededor de mi acompañante que estuvo a punto de quedar abrasada por un potente haz de luz solar que iluminó el lugar por unos segundos.

Telepáticamente para no hacer ruido: <<-No sé mi poderosa ama... tal vez seria conveniente reunir un equipo mayor y volver otra noche... Los habitantes de esta academia son peligrosos enemigos, capaces de ver sin usar susss ojoss, y en concreto el actual señor de los vampiros podría causarnos problemas. Aunque si vuesa señora desea continuar yo como vuestro humilde sirviente no tendré ningún tipo de reparo->> Leve inclinación... mirada expectante.

-Peligroso matiz están tomando los sucesos, aunque me alegra saber que te relacionas con la alta aristocracia del mundo de la oscuridad, nunca viene mal tener aliados circunstanciales, mentes abiertas como las nuestras saben apreciar estos detalles convenientemente...- cierro los ojos, se marca levemente la preocupación en las arrugas que se forman en mi rostro - basilisco, eh? estudié sobre ellos en la academia, nunca creí que pudiera encontrar uno en un lugar como este, peligrosos animales, le recomiendo que pasemos discretamente... puedo invocar una rata gigante para que se distraiga mientras seguimos nuestro camino. Debemos dirigirnos hacia las criptas, allí, en una de las tumbas deberíamos ser capaces de encontrar información acerca del libro. Arriesgar ahora la vida solo sería un contratiempo. Aunque bien mirado, tenemos toda la eternidad por delante, quizás un poco de emoción no nos haría ningún daño. Le dejo a usted decidir que camino tomar...-

La miré con curiosidad ocultada... Seres curiosos los vampiros, pensé para mis adentros. Hice caso de lo que me decía y me aleje unos pasos, estando atento a los giros que podía tomar la acción. Confió en los vampiros, pero los seres legendarios... son eso, de leyenda.

Aproveche el momento para hacer un simple hechizo sobre las losas del pasillo que quedaba tras de mí, que nos permitiría saber en un futuro si alguien nos seguía por la retaguardia, no era conveniente dejar nada al azar, mi primer maestro solía decírmelo de crío, y había terminado por convertirlo en una máxima en mi vida.

Vaya pues, de esto es de lo que es capaz. Desde luego una información interesante su debilidad por la lucha... pensé.

Me acerque hacia tal grotesco espectáculo con un pequeño brillo en mis ojos, que denotaba interés.

Saque de uno de mis tantos bolsillos una pequeña bolsa de esparto, el contenido, un misterioso polvo negro... Con parsimonia y mano firme la utilicé para dibujar una estrella de cinco puntas rodeada por símbolos de magia arcana, todo ello alrededor del cadáver del basilisco.

Clavé mi vara en el suelo y empecé a murmurar un hechizo... Por todos es sabido que los hechizos poderosos no pueden ser solo pensados.

En el proceso mi aspecto dejo de ser el de encargado de mantenimiento para volver a ser el mío propio. Sin duda ese conjuro estaba debilitando mis poderes.

Cuando se hizo el silencio, el cadáver empezó por descomponerse, luego sus huesos se fueron convirtiendo en polvo, al final el polvo formo un espiral y desapareció.

- No te preocupes, lo he teletransportado a mi laboratorio, ya no se encuentran ingredientes de basilisco en esta oscura época... no podía dejar pasar la oportunidad.-

Detuve mis pasos ante tal fastuoso espectáculo y me encaré hacia un lienzo en concreto. En él se podía ver el rostro de lo que parecía haber sido un mago importante. Aunque a mí me traía otra clase de recuerdos, recuerdos amargos y tristes.

- Antaño yo había estudiado junto Salazar, un buen amigo... des de luego fue una pena que no hubiera entendido mi transformación al lado oscuro y tuviese que morir bajo mis manos...-

Y una lagrima cayó por mi mejilla. Aunque no estaba llorando por ese pobre desgraciado, sino que el hecho de recordar un pasado ya tan antiguo me recordó a mi difunto amor. Al caer al suelo, mis lágrimas quemaron un poco el suelo de la estancia, como si de un potente ácido se tratase.

Cerré los ojos para que no se viera mi profunda aflicción plasmada en la mirada y me apresé a seguir a mi nueva dueña.

Dejando que tirara de mi sin oponer ningún tipo de oposición volví al mundo y fui otra vez conciente de donde estaba y porque.

-Vamos, recuerdo este lugar. Si no voy errado encontraremos la entrada a la cripta al fondo de esta biblioteca, la encontraremos tras mover la losa con la marca de del ojo de sangre que encontraremos.

Es un lugar místico, y sin duda es allí donde se guardan los más poderosos secretos y tesoros.-

Mientras avanzaban por la biblioteca en busca de la entrada a la cripta de la que Ashran había hablado, una gran sombra pasó por encima de los dos intrusos. Alzaron la vista y observaron cómo una extraña criatura los miraba desde lo más alto de una estantería. Tenía apariencia de mujer, aunque unas alas de demonio le sobresalían de la espalda. El extraño ser preguntó desafiante:

- ¿Qué estáis haciendo aquí?

La belleza indómita de aquel nuevo escollo en nuestro camino hizo que me recorriera un escalofrió a través de la espinada.

Ella era la guardiana del castillo, un ser arcano que había estado vinculado a esa localización mística mucho antes de que fuera construido el castillo, de inconmensurable poder y caprichosos actos, ese ser del infierno no nos atacaría si demostrábamos ser amables y no contradecíamos ninguno de sus preceptos.

Con pasos lentos me dejé ver, acto seguido hice una amplia reverencia.

Cerca de un ser del inframundo mi cuerpo tuvo leves convulsiones y al volver a levantarme, mi cuerpo irradiaba un aura de poder, un leve resplandor de color verde emanando de mis hombros me confirió un aspecto antinatural.

-Soy Talmannon- dije sin que se notara ningun atisbo de mentira en mi rostro -es todo un honor-.

Efectivamente mi segunda esencia había tomado mi cuerpo y estaba haciendo acto de presencia, el hecho de estar cerca de un demonio suele provocar estos efectos en mi espíritu.

Un gran salto y la demonio estaba al lado de los dos seres....-Bienvenida Esther, hace mucho que no me visitabas y bienvenido Talmannon, eres un nigromante muy interesante! Se a lo que vienes vampiresa y tengo ordenes a que no lo consigas de parte de tu padre pero también tengo ordenes de un ser superior en el infierno que quiere que te lleves lo q vienes a buscar, pero que no vuelvas nunca mas a no ser que sea para verle a el.- dijo ella pasando sus largos dedos por el rostro de ambos seres, le gustaba el tacto de sus pieles una tan fría y fina y la otra calida y suave...

El fuego del inframundo llenó mis entrañas con el contacto del ser demoníaco. Primero di un paso atrás para hincar una rodilla en el suelo y besar su mano con dulzura.

- Que honor el mió al estar ante un ser tan benevolente, prometo no hacer nada que pueda molestarla.- Dije, y di una indescifrable mirada hacia Esther.

Esther miró sorprendida al ser que se encontraba delante de nosotros, una sonrisa de mejilla a mejilla iluminó su cara y acto seguido se dirigió hacia los estantes para dejarnos a solas.

-Que bien al fin un caballero digno de admiracion,pero dime nigomante, ¿Te gustaria conocer el infierno?- Me preguntó la demonio mientras me miraba a los ojos acercando su rostro a escasos centimetros de los mios.

-Lo cierto es que ya lo conozco, y muy de cerca, parte de mi alma habitó ahí por décadas, aún siento el calor...-
dije, y aguanté durante unos segundos aquella mirada, que en cierto modo me resultaba muy familiar -ahora, si no te importa, mi señora y yo tenemos asuntos pendientes que resolver- Y me separé un poco.

-No te precipites tanto, aun quiero saber algo, ¿Porque sigues a una vampiresa cuando puedes estar a mi lado?- Me pregunto la demonio aguantando su menton y acercandose aun mas, manteniendo la vista fija. Mientras me probaba.

Le contesté telepáticamente: << - El infierno puede ser del agrado de un alma condenada como lo fue la mía, pero ahora formo parte de otro ser, somos uno de solo y desde luego que el infierno no es un sitio adecuado para un cuerpo humano. Y esta vampiresa será mi protección en este mundo convulso que ahora me es más conveniente. No obstante no dudes en que en un futuro próximo serviré a su causa. Alguien con mi poder no necesita servir a nadie, pero por el momento me es conveniente estar al lado de Esther, solo eso->>

- Ella es ahora mi ama y señora. Y por el momento tenemos un objetivo común.- dije tajante.

La demonio quito la mano de golpe de mi mentón.
-Ya veo, asique ama y señora... muy bien. Pues vete tras de ella!- Me dijo la demonio molesta por mi rechazo.

Viendo la posibilidad de haber enfadado a un ser tan poderoso, me aparte un poco e hice una leve inclinación. En mi mano apareció una flor con petalos de fuego, desprendiendo un calor practicamente infernal y se la entregué. Con el contacto de la diosa, la flor estalló en un montón de fuegos artificiales de todos los colores.

La demonia me miro sorprendida.

-Vaya, no esta mal nigromante, por el momento te dejo pasar. Pero que sepas que la proxima vez me gustaria que te unieras a mi en vez de a una debil vampiresa.

Dijo ella acercandoseme y besandome en la boca.

-Cuidate, Nigromante.

Dijo ella y desaparecio dejando un rastro de humo negro y rojo.

Curiosos seres... pensé para mis adentros mientras mis labios todavia saboreaban el tacto de tan calida y perfumada esencia...

Al alejarse ella, Talmannon fue abandonando mi ser y mis rasgos volvieron a ser los de siempre.

Sin tan siquiera inmutarme me giré hacia Esther y la escruté con inmutable expresión.